Potosinos marchan contra la violencia y el asesinato del empresario Julio César Galindo.
SLP.- Lo que para cobardes detrás de unas balas nueve milímetros habría significado silencio y sometimiento generalizado, para los potosinos propició la formación de un bloque con una exigencia ensordecedora de justicia.
Eran las 11:00 de la mañana de este dos de marzo. Transcurrieron 19 horas de la confirmación de la muerte de Julio César Galindo Pérez, padre, hermano, amigo y pieza clave del motor de la economía, a raíz de un ataque directo.
Para la población que le veía más allá de la presidencia de la Confederación Patronal de la República Mexicana (COPARMEX) y conoció al hombre creyente y de familia, fue el momento de decir “hasta aquí”.
Muchos vestidos de blanco, otros con sombrero o gorra y lentes de sol se concentraron en el Jardín de Tequis.
Iniciativa privada, políticos, religiosos, sociedad preocupada…
Todos unidos en torno a Julio.
El coraje e impotencia no nubló la fe.
En conjunto partieron sobre la avenida Venustiano Carranza.
Avanzaron rápido, sin gritos, lonas o consignas. Solo determinación.
En breve ingresaron al corazón de la ciudad.
El plan era hacer presencia inicialmente en Palacio de Gobierno.
Pero la contingencia sanitaria y una plaza de Armas con otro tipo de autogobierno, tomada por manifestantes y estructuras de ambulantes volvieron inviable acercarse a la sede del Ejecutivo Local.
El contingente se desplazó al exterior de la Catedral Metropolitana, donde guardaron un minuto de silencio por Julio César Galindo Pérez.
Siguieron los rezos.
Pronunciaron que irónicamente hacer el bien puede llevar a la muerte.
A las autoridades dieron 30 días para garantizar resultados.
Concluyeron que inadmisible será bajar los brazos y rendir.
Por: Paulina Rodríguez