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Tras el Día del Niño, ¿qué hay detrás de la sonrisa del payaso?

SLP.- Payaso. ¿Qué hay detrás de una sonrisa?

Un cuatro de junio de 1955 el Barrio de San Juan de Guadalupe vio nacer a Felipe Pérez Márquez.

Veintisiete años pasaron para su debut como payaso profesional.

Una serie de experiencias sustentan el surgimiento de Zampabollos, el ícono.

El que de forma generacional no podía faltar en las fiestas infantiles. El que no usa doble sentido.

El que hace que la risa salga del alma.

De fondo una pared repleta de diplomas, reconocimientos y sombreros, como muestra de entrega.

Son los triunfos personales, acompañados de fe y los motores de vida.

Hay un punto de partida. Con cuatro hijos y dos trabajos dividía su tiempo este ser de trayectoria -en la mañana al Eje 104 de Zona Industrial y luego a la carpintería-.

Era 1976 cuando tomó el papel de Judas en la Pasión de Jesucristo.

¿Sería azar, casualidad o una bendición?

Zampabollos con su maquillaje intacto escucha. ¿Será que las muestras estatales, competir con la pastorela A Belén Pastores en un tapanco del recién construido Parque Tangamanga I en 1983, ayudó a consolidar su nombre?

¿Cómo se reconoce el talento? ¿Alguien captó cuál era su vocación?

Ese año de San Juan de Guadalupe fue cambiado el padre Fortino Pérez Blanco, ahora a Villa de Reyes -donde requirió un carpintero.

Se llegó el tiempo de la Primavera Potosina y conocido como “el sacristán gordo”, le convencieron de presentarse.

Tomó ropa de Cáritas para hacerse de un vestuario inspirado en Cantinflas, Resortes y Clavillazo.

¿Funciona declamar a un público exigente?

¿Y si se acaban los personajes? -quedó una peluca blanca de peluche y una túnica-. ¿Hasta dónde puede llevarse el desafiar para triunfar en el acto? ¿Será a la misma iglesia?

Un ropero repleto de prendas multicolor… camisas, pantalones, zapatos, gorros. Eso es hoy. ¿Será verdad que para Zampabollos el primer vestuario de payaso fue con las cortinas de la iglesia?

¿Como payaso se conoce la competencia? ¿Existe la solidaridad?

Fue el 20 de noviembre de 1983 cuando a su estilo se lanzó como payaso profesional en la Plaza de Toros Rodolfo Gaona en Villa de Reyes.

Con el tiempo preguntaba en el barrio quién tenía alguna fiesta a la que fuese invitado.

¿Es cosa fácil ser payaso y estar en pie en el escenario?

Zampabollos conoce la cúspide. Se ganó un lugar pero reconoce altibajos. Aquellas funciones donde las cosas no salían bien, dejaba de cobrar.

¿Cómo es presentarse en un hospital? Con infantes a los que se diagnosticó cáncer.

La felicidad se encuentra en lugares que algunos no imaginarían. ¿Vale la pena el riesgo de trabajar en la penitenciaría?

Desde casa, con un baúl lleno de anécdotas, por concursos, viajes y fotografías de personas que también han brillado, ¿queda lugar en la memoria para los momentos de tristeza?

¿Leucemia? ¿Fue la enfermedad que definió la presentación?

¿Cómo se concibe la presentación ante un pequeño convertido en ángel? Un niño en la mesa, que aguarda con los ojos cerrados.

¿Qué puede ofrecer un payaso a un público hundido en el dolor?

¿Y qué hay del momento en que la aflicción está dentro? Los payasos también enfrentan trances…

No todo puede ser color de rosa. ¿Es la vocación lo que da el verdadero impulso?

En esta vida de aplausos donde se habla desde el alma ¿Dónde está esa delgada línea entre ser un payaso y volver a ser Felipe? ¿Hasta dónde llegará Zampabollos y su sonrisa?

Por: Paulina Rodríguez

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