Países africanos nacionalizan y toman el control de minas de oro y uranio
Mientras la atención global sigue centrada en el conflicto en Oriente Medio, varios países africanos están tomando medidas radicales para nacionalizar sus recursos minerales, desafiando intereses históricos de empresas occidentales y abriendo la puerta a alianzas con potencias como Rusia, China y Turquía.
El gobierno militar de Níger anunció la nacionalización de Somaïr, una empresa minera de uranio donde la firma francesa Orano tenía participación mayoritaria. Las autoridades acusaron a Orano de incumplimientos contractuales y conductas ilegales, lo que justificó su decisión de tomar el control total.
Esta acción se suma a medidas anteriores como la incautación del yacimiento en Imouraren y la pérdida del control operativo sobre Somaïr por parte de la compañía francesa.
En Malí, la minera Barrick Gold (Canadá) enfrenta la pérdida del control sobre Loulo-Gounkoto, una de las principales minas de oro del país. El gobierno militar argumenta diferencias en materia tributaria y cambios en la legislación minera como fundamento para asumir la administración directa de la operación.
Los gobiernos militares de Níger, Malí y Burkina Faso han promovido reformas a los códigos mineros y renegociado contratos con un objetivo claro: aumentar la soberanía y garantizar una distribución más equitativa de los ingresos provenientes de recursos naturales.
Si bien estas medidas han incrementado los ingresos públicos, también generan preocupación entre empresas extranjeras sobre la seguridad jurídica y la continuidad de sus inversiones.
A medida que Occidente pierde terreno, potencias como Rusia y Turquía han intensificado sus relaciones económicas y de seguridad con estos países africanos. Malí, por ejemplo, ha anunciado un acuerdo con un grupo ruso para construir una refinería de oro, reflejando esta nueva etapa de cooperación.
En la República Democrática del Congo, donde abundan recursos como cobalto y coltán, la competencia es feroz. Mientras China ha logrado asegurar acuerdos multimillonarios, Estados Unidos intenta recuperar influencia mediante negociaciones que incluyen a organizaciones de la sociedad civil congoleña.
No obstante, la presencia de grupos armados y la inestabilidad política siguen siendo grandes obstáculos para cualquier potencia que busque invertir en el país.