Pepe Arévalo seduce con su piano durante más de 60 años
México.- Cualquiera que se prepare puede tocar el piano, pero tener la sensibilidad para transmitir y hacer vibrar al público, sólo Pepe Arévalo, quien celebra más de 60 años de interpretar “el lenguaje de Dios”.
“No recuerdo en qué país fue, pero una persona me preguntó si me había dado cuenta de que manejo el lenguaje de Dios y sí, la música lo es, es el lenguaje de Dios”, expresó el pianista y director de orquesta, quien a sus 82 años, repasa con Notimex un poco de su trayectoria artística, que el público podrá disfrutar este 21 de junio en el Lunario.
Durante esta presentación con motivo de sus 60 años de carrera, Pepe Arévalo y sus Mulatos tendrán como invitados especiales a Horacio Franco, Rodrigo de la Cadena, Susana Zabaleta, Ana Cirré, Rosy Arango, Laura Zapata, Javier Bátiz y Agrupación Cariño.
Adelantó que temas como Idilio, El hombre que yo amo, Oye, Salomé, Son de la loma, Masacre, Caballo viejo, Urge, El bodeguero, Que nadie sepa mi sufrir, Falsaria, Lágrimas negras y Pedro Navajas, entre otros, buscarán deleitar al público.
“Yo no bailo, pero me gusta ver cómo es que la gente baila nuestra música. Me gusta ver cómo mueven la colita con esa candencia. Es una magia, un lenguaje entre el músico y el bailador”, dijo Arévalo.
Durante estas seis décadas de trayectoria, reconoce que ha valido la pena lo que ha hecho:
“Son 62 años en los que todo ha sido música, de amar lo que hago. Son cosas y experiencias únicas; son viajes, es gente que me ha enseñado muchas cosas, desde llegar temprano, estar bien arreglado, oler bonito y respetar lo que hago, porque es único”, dijo el músico.
Tenía siete años cuando ya tocaba la guitarra, pero a los 11 inició sus clases de piano con la maestra Deadelfa Mejía. A los 13 años, el locutor Chuy Díaz lo invitó a participar en un programa de radio que se transmitía en la XEB.
Le dieron el cargo de director musical del departamento artístico de La legión del amanecer, programa casi similar a La legión de los madrugadores, que hubo en la XEQ.
Pepe Arévalo se sentía realizado, pues trabajaba junto a grandes figuras de la época como Luis Beltrán, Rosa de Castilla, María de Lourdes, el Trío Romántico y Los Yorsis, entre otros.
Tocó ante los reyes de Marruecos
Mientras presume que tiene una colección de platos colgados en la pared y 400 pianos pequeños elaborados con diversos materiales, más uno en especial que le obsequió un preso de las Islas Marías cuando fue a tocar allá, platica que tocó siete veces ante los reyes de Marruecos, Hasan II y Mohamed VI.
Pero eso no es todo, su arte también ha sido reconocido y ovacionado en Puerto Rico, Panamá, Cuba, Venezuela, Colombia, Estados Unidos, Holanda, Bélgica, Francia, Rusia, España, Alemania, Luxemburgo, Irlanda y Reino Unido, entre otros países.
Sin vesícula, pero con mucho corazón
Con nostalgia recuerda que su papá falleció a los 74 años. Se fue joven, aunque nunca fumó ni bebió, dice.
“Yo pensaba: ‘¡qué viejo está!’, pero a mis 82 años, Dios me ha dado la vida como en cuatro ocasiones. La primera vez fue hace 24 años. Hablé con él (Dios) y le dije, no tengo de otra, ayúdame por favor.
“Ya me quitaron la vesícula y la mitad del hígado. Hace 12 años me volví a morir porque me dio una embolia, pero hoy sigo trabajando”, sostuvo el artista a quien le cuesta trabajo platicar de manera fluida, pues con la embolia se le dañaron el habla y el oído. No obstante, le emociona mucho compartir sus anécdotas.
Don Pepe Arévalo se sienta en el piano y comienza a tocar. Las manos también le duelen y es por desgaste en los ligamentos, pero ya tocando se le olvida porque sucede la magia.
“Un compadre me dijo hace cuatro meses que tengo enfermedad del alma, del almanaque, y es cierto. Quiero retirarme con conciencia y a tiempo. No quiero ser un costal de basura, deseo continuar sirviendo, pero irme con dignidad”.
Hace tiempo, alguien le dijo que ya formaba parte del folclor urbano de la Ciudad de México, y al analizarlo, considera que es cierto porque nunca vio a la música como un negocio.
“A lo mejor estoy mal, pero nunca le vi el lado de ser negociante, más bien, he buscado generar y producir muchas cosas, por ejemplo, comida y sustento para mucha gente. Me siento bien, porque creo que he logrado cosas muy bonitas”, destacó.