adrid.- Riccardo Gatti, jefe de misión del Open Arms, ha asegurado no tener miedo a las consecuencias jurídicas y posibles sanciones que se puedan derivar del rescate de los migrantes en el Mediterráneo. «Es una obligación de todo buque; no hay alternativa si hay personas en peligro», ha explicado el número dos de la ONG. Así ha respondido Gatti a la advertencia de sanciones realizada por parte de la vicepresidenta del Gobierno español en funciones, Carmen Calvo, ante posibles incumplimientos de la legalidad. «Hemos rescatado personas que estaban mal, y había informes de médicos y psicólogos especializados que había alerta sanitaria a bordo», ha indicado.
Asimismo, ha lamentado el «desprecio» sufrido por parte del Gobierno italiano al prohibirles desembarcar en Lampedusa y que ahora desde España se les «amenaza con una multa por haber cumplido una obligación». Según ha explicado Gatti, «el barco está incautado para recoger pruebas y para encontrar y definir las responsabilidad de las condiciones de las personas que estaban a bordo debido a tanta espera».
Sobre las posibles consecuencias a nivel jurídico, Gatti ha afirmado que no tienen miedo. «No hemos cometido ninguna irregularidad. Hemos estado recogiendo todos los pasos a nivel legal, el desembarco no ha llegado por arte de magia. Seguimos toda la normativa y pretendiendo que se respetase todo. No tenemos miedo, y el retraso de 20 días para dictar un puerto seguro ha sido por otras responsabilidades que ya se verán».
Ha insistido, además en los argumentos de la Fiscalía italiana para autorizar el desembarco. «La Fiscalía nos ha dicho que no es nada contra nosotros, por ello el buque sigue bajo nuestro mando; a raíz de nuestra petición de que se aclarase si lo que estaba sucediendo podía ser delito, se abrió una investigación contra Salvini», ha explicado.
Por último, el jefe de misión del Open Arms ha lamentado que los gobiernos de la Unión Europea «ataquen y se comporten de manera abusiva». «Cómo se puede explicar que no se hagan estos rescates», se ha preguntado Gatti, para quien «es de una gravedad tremenda, decepciona y frustra que, quienes tendrían que velar por la vida de las personas, demuestren ese desprecio por colectivos humanos».