Entre dolor y enojo, comunidad mormona realiza funerales de familia LeBarón
- Una caravana de unos 70 vehículos llegan a La Mora, en Sonora, para despedir a las mujeres y niños asesinados
México.- La comunidad mormona del norte de México se debate entre el dolor y el enojo contra el gobierno, tras la masacre de tres mujeres y seis niños pertenecientes a este grupo religioso de origen estadounidense, asentado desde hace más de un siglo en tierras mexicanas.
En Rancho La Mora, Sonora, donde vivían algunas de las víctimas de este ataque de crudeza pocas veces vista en la espiral de violencia ligada al narcotráfico en México, la comunidad se prepara para empezar este jueves los funerales.
Se espera que el adiós a las víctimas se extienda al viernes porque algunos de los cuerpos serán llevados al vecino estado de Chihuahua, donde vive el grueso de la comunidad mormona.
En un incidente que aún no terminan de aclarar las autoridades, sumidas en contradicciones, hombres fuertemente armados atacaron el lunes tres camionetas conducidas por mujeres, cada una acompañada de sus hijos. Ocho menores sobrevivieron, de los cuales cinco resultaron lesionados.
En la camioneta incendiada viajaba Rhonita, miembro de la familia LeBarón, una de las más grandes de la comunidad mormona. Ella y sus cuatro pequeños murieron. Le sobrevivieron tres niños que se habían quedado en el rancho.
«No hay palabras para lo que les pasó, no hay palabras», dijo Howarth, esposo de Rhonita.
Luego se disculpó y con mirada triste siguió observando a sus otros tres hijos mientras jugaban con un unicornio, un dinosaurio y juguetes de figuras geométricas.
La comunidad, erigida en un terreno solitario, es pequeña. Los mormones habitan una treintena de casas estilo estadounidense, rodeadas de inmaculados pinos.
Vehículos militares se desplazaban ayer al exterior del rancho mientras continuaban algunas de las actividades en las tierras de cultivo.
Los mormones en México lo mismo cultivan la tierra -produciendo frutos secos y granadas- que cruzan la frontera para trabajar en Estados Unidos.
En redes sociales circula el video de uno de los niños asesinados jugando con esas nueces, la mayor parte destinadas a la exportación.
«Somos gente que aspira a crear la paz y a ver crecer a nuestras familias de forma honesta», dice al recibir a periodistas en La Mora Julián LeBarón, uno de los jefes de la comunidad y convertido en la voz denunciante de la tragedia.
Al caer la noche del miércoles, una caravana de unos 70 vehículos con familias mormonas que viajaron desde Chihuahua llegó al rancho para asistir al funeral.
«Venimos a honrar su memoria, a tratar de entender lo que está pasando. Es responsabilidad de la autoridad investigar y decirnos qué sucedió. (…) Es un acto de terrorismo para todos los mexicanos», dijo Alex LeBarón, quien se ha involucrado en política y encabezaba la caravana.
Para el secretario de Seguridad mexicano, Alfonso Durazo, el ataque pudo ser resultado de una «confusión» por parte de grupos criminales que actúan en la zona. El martes dijo que los atacantes serían los Jaguares, célula del cartel de Sinaloa, pero el miércoles dijo que fue la Línea, antaño pistoleros del cartel de Juárez.
«No sé cuál haya sido la equivocación, ellos supieron que eran mujeres y niños y aún así los agredieron y después de haberlos agredido, les prendieron fuego», dice con enojo Julián LeBarón.
Y reta al gobierno mexicano: «Ninguna autoridad puede ser legítima (…) cuando te dice ‘no te protejo pero te prohíbo los medios para que tú te defiendas y te protejas. Nosotros no aceptamos esta estupidez».
Hace una década, los mormones del norte de México saltaron a las noticias cuando denunciaron el acecho del narcotráfico tras el secuestro de un joven LeBarón de 17 años.
La comunidad se declaró en rebeldía, no pagó el rescate, empezó a tomar la seguridad en sus manos y el joven fue liberado.
Pero Benjamín, hermano de Julián y quien se hizo activista para denunciar al crimen, fue asesinado junto con su cuñado por un comando armado en 2009.
Los mormones fueron albergados por México hacia 1875 tras ser perseguidos en Estados Unidos por continuar con prácticas propias de esa comunidad, como la poligamia.
Les cedieron tierras en el norte y la gran mayoría tiene un fuerte apego a este país que los recibió. Por eso, y pese a los ataques, Julián advierte que no dejarán México.