Combativa, rebelde y soñadora, esa es Eugenia León
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México.- Eugenia León no se apena y confiesa que de pequeña en la familia la hacían a un lado, dizque porque cantaba muy feo y era bastante desafinada.
Combativa y rebelde desde niña, la intérprete con reconocimiento internacional cuenta en entrevista con Notimex que a pesar de los descolones no se dejó vencer, pues soñaba con cantar a nivel profesional.
A su mente llegan los recuerdos de que en las reuniones familiares se aferraba a los vestidos de sus hermanas Emma y Margarita, quienes se lucían en el coro del colegio de monjas Don Bosco, al que asistían.
“Cómo olvidar cuando vivíamos en la calle Guerrero, colonia San Javier, en Tlalnepantla, donde mis tíos pedían a todas sus sobrinas que cantáramos, pero siempre me dijeron que era una desafinada y que cantaba muy feo, por lo que no me tomaban en cuenta”.
Pero eso no la amilanó, ya que años más tarde, en plena adolescencia, ella y su hermana Emma desbordaban felicidad al encerrarse en el baño “para cantar temas de Carole King, You´ve got a friend, o de Roberta Flack, Killing me softly with his song“.
Además escuchaban a Andrés Huesca y bailaban hasta el cansancio, pese a lo estricto que era su padre.
“Era asfixiante la situación de no tener permisos de nada, producto del patriarcado de mi padre Manuel con la familia”.
Recuerda que sus hermanas y ella no podían salir si su papá no se los autorizaba, por lo que un día las tres decidieron abandonar el hogar, pero salieron de él a cachetadas y codazos; no obstante, su meta era emanciparse y ponerse a estudiar y así lo hicieron.
Sonriente, destaca que lo curioso de esa etapa fue que sus hermanas Emma y Margarita dejaron de cantar, “mientras que yo, la que no sabía y era desafinada, terminó siendo la cantante profesional de las tres”.
En su etapa de bachiller, siendo alumna del Colegio de Ciencias y Humanidades (CCH) Naucalpan en 1973, se unió a la banda estudiantil informal de música de Víctor Jara, y fue ahí cuando descubrió que verdaderamente cantaba.
Posteriormente se integró al grupo Sanampay, bajo la dirección de Naldo Labrín, cuya experiencia le inyectó seguridad para lanzarse como solista en 1982.
“Tenía tantas ganas de que emergiera esa vocación, creo que eso me salvó la vida y me puso en otras experiencias. Soy un plato lento de cocción, no soy una artista que haya reventado (sic), desde un principio, porque aquellos que surgen así son apabullados por la fama”, indica la intérprete nacida en 1956 en Tlalnepantla de Baz, Estado de México.
Reconoce que el apoyo incondicional de su madre Emma, a quien le decían de cariño doña “Tita”, la ayudó a salir adelante en sus inicios como intérprete.
Ahora, Eugenia es una de las cantantes más sobresalientes de la música iberoamericana, pero admite que en algunas etapas de su carrera se ha sentido “aplastada” por la fama y ha tenido que padecer por la envidia de algunos de sus colegas por logros como el que tuvo en 1985, cuando ganó el Festival de la Organización Iberoamericana de Televisión OTI en Sevilla, España, con “El fandango aquí”.
Acepta que ese suceso la llevó a sentirse verdaderamente apabullada, rebasada por el triunfo y en el “ojo del huracán”.
Explica que le fue difícil asimilar que había ganado, toda vez que hubo gente, especialmente compañeros del medio musical, que minimizaron su logro fuera de México en un momento de tragedia nacional, ya que dos días antes del festival, el 19 de septiembre, un terremoto de magnitud 8.1 había dejado muerte y destrucción en el país.
“Experimenté lo que era ser maltratada y excluida. Recibí agresiones de la nada, lo que me hizo creer que era mi karma y que los mexicanos son corajudos y envidiosos cuando un paisano triunfa.
“Nunca vamos a aceptar el triunfo de los demás, es algo que es inexplicable entre los mexicanos; sin embargo, en la desgracia sí que hay unión y solidaridad, hasta se olvidan las ideologías, las religiones, los colores y la doctrinas partidistas”.
Refiere que su espíritu combativo como universitaria la ayudó a superar esas envidias, especialmente porque tenía la certeza de que vendrían tiempos de cambio.
En la actualidad, reconoce que a su edad se ha vuelto más sensible, por lo que hay cosas que le provocan el llanto como los movimientos de cambio de los jóvenes, que ahora están haciendo la revolución de las ideas y no la de violencia.
Afirma que la intención de su canto es generar ideas de cambio y un llamado a la unidad y el respeto.
La galardonada con la Medalla “Agustín Lara” por el gobierno de Veracruz señala que sus mayores logros son la permanencia y continuidad de su obra y legado musical dedicado a México.
Comenta que en estos momentos la siguen los nietos de las mujeres que la apoyaron en sus inicios, por lo que va por la tercera generación de seguidores al cantar para las abuelas, las madres y ahora las nietas o los nietos a los que disfruta interpretarles temas de Francisco Gabilondo Soler “Cri Cri”, o de Cecilia Rascón.
Eugenia León destaca que de los 30 discos que tiene en su haber, los que más adora son Mar adentro, Puño de tierra, Ciudadana del mundo, este último grabado en honor a “Cri Crí”, y el de tangos.
En estos tiempos de cambios vertiginosos destaca que ha interpretado canciones bellas, pero algunas de ellas, ahora que analiza su letra, dice que en la actualidad no las interpretaría.
Un ejemplo de esto menciona que es el tema La feria de las flores, que aun cuando la cataloga como bellísima, en esta época “ya no se puede cantarse”, porque su letra señala: “Porque hay una rosa huraña, que es la flor de mis amores y juro que he de arrancarla aunque tenga jardinero y juro habré de trasplantarla porque yo la vi primero…”.Para Eugenia, eso ya no se puede porque un hombre ya no puede tener una flor para presumirla como trofeo. “Creo que hay muchos hombres que piensan así, pero también otros que no”.
Considera que también ha habido una mala interpretación del fenimismo, para desprestigiarlo, denominado como “feminazis”; sin embargo, “creo que les falta reflexionar sobre su activismo, para que se den cuenta de que no se trata de mujeres contra hombres”.
La intérprete precisa que se trata de una educación tradicional que hay que combatir y que ha hecho mucho daño. “No son los hombres, no son las mujeres, es el tiempo de la equidad, de unión entre ambos y de que hay que ir juntos hacia adelante.
“Hay que erradicar el daño con una educación mejor que debe venir desde el hogar, si ves malos ejemplos ahí, los repites”.
La TV, su otra faceta
La cantante también ha incursionado en la conducción de televisión, donde estuvo al frente del programa Acústico, de Canal 22, en el que preguntó a artistas sobre sus procesos creativos y la última entrevista que realizó en la emisión fue al fallecido escritor Carlos Monsiváis.
Después colaboró en “Tocando tierra”, que la llevó por varios estados de la República. En su opinión, la agenda de grabación de esta emisión era “inhumana”, con una mala alimentación y sin descanso óptimo, lo que la agotó y por eso nunca volvió a pensar en participar en otro programa.
Considera que la etapa que vive actualmente es la más importante de su existencia porque su prioridad es envejecer con dignidad, dice que puede seguir dando lata en la música, porque después de 30 discos en su trayectoria, ya se preocupa menos si su canto gustará o no, y eso la hace disfrutar más el escenario.
Eugenia León ahora prepara una producción discográfica que la llevará a montar un espectáculo musical de gran formato. Promete dar más detalles, una vez que concluya la grabación.
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