Londres.- Sin cumplir su mayor promesa de su vida política relativa a que el Reino Unido saldría de la Unión Europea de la manera más ordenada posible, la primera ministra Theresa May deja el cargo arrastrada por una poderosa inercia que divide a la sociedad británica.
Considerada por muchos como una de las políticas más duras y astutas del Reino Unido, May paga de esta manera la factura extendida por sus propios colegas conservadores que uno a uno se negaron a atender sus propuestas.
May nació el 1 de octubre de 1956 en la ciudad de Eastbourne, al sur de Reino Unido, hija de un vicario de la Iglesia de Inglaterra y de una ama de casa. Realizó sus primeros estudios en el condado de Oxfordshire.
En la Universidad de Oxford se tituló en Geografía, y fue en esa casa de estudios en donde conoció a Philip May, con quien se casó en 1980. La pareja se conoció a través de Benazir Bhutto, a la postre primera mujer en gobernar un país musulmán, Paquistán, y quien fue asesinada el 27 de diciembre de 2007.
Su vida laboral inició en el Banco de Inglaterra en 1980 y después pasó por la jefatura de la Unidad de Asuntos Europeos de la Asociación de Servicios de Compensación de Pagos.
Sus aspiraciones políticas la llevaron a la Cámara de los Comunes en 1997 como diputada del Partido Conservador por la circunscripción inglesa de Maidenhead, curul que ha mantenido desde entonces. Dos años después se integró al «gabinete sombra» como secretaria de Educación y en 2002 fue designada presidenta de su partido para convertirse en la primera mujer en asumir el cargo.
May también fue dirigente «en la sombra» de la Cámara de los Comunes y en 2009 fue designada secretaria de Trabajo y Pensiones.
En 2010, durante el gobierno del primer ministro David Cameron, ocupó el puesto de ministra del Interior y también la cartera de ministra de Mujer y la Igualdad que mantuvo hasta que sustituyó a Cameron como primera ministra en 2016.
Al frente del Ministerio del Interior, May mantuvo una línea dura contra la delincuencia, la inmigración y una fuerte vigilancia frente al terrorismo.
En ese periodo los niveles de delincuencia en el país bajaron, el gobierno evitó un ataque terrorista masivo, en 2013 deportó con éxito a Jordania al clérigo radical Abu Qatada y evitó la extradición a Estados Unidos del pirata informático Gary McKinnon.
May, quien ha preferido mantener su vida privada en el anonimato, reveló en 2013 que le habían diagnosticado diabetes tipo 1 y que necesitaría inyecciones de insulina dos veces al día durante el resto de su vida, según reportó la BBC de Londres.
La dirigente conservadora ocupó el cargo de primera ministra el 13 de julio de 2016, después de haber sido designada como líder del Partido Conservador dos días antes.
Decidió postularse al cargo luego que Cameron convocó en 2016 a un referéndum para que los ciudadanos se pronunciarán a favor o en contra de permanecer en la Unión Europea, en cumplimiento de una de sus promesas de campaña.
El resultado de la consulta popular fue en contra de permanecer en el bloque comunitario con un margen de cuatro puntos, lo que obligó a Cameron a presentar su renuncia como primer ministro.
May llegó al número 10 de Downing Street cuando tenía 59 años de edad, la segunda dirigente con más edad después de James Callaghan, quien tenía 64 años en 1976. También fue la segunda mujer en ocupar el cargo tras Margaret Thatcher (1979-1990).
Además, fue la primera ministra que no tiene hijos, desde Ted Heath, primer ministro entre 1970 y 1974, y que fue el máximo impulsor de la entrada del Reino Unido en la Comunidad Europea, consumada en 1973 y ratificada en una consulta popular dos años después.
El 29 de marzo de 2017 iniciaron las negociaciones de Reino Unido con Bruselas para su salida del bloque comunitario y en junio de ese año May convocó a elecciones anticipadas, previstas para 2020, a fin de ampliar su frágil mayoría parlamentaria para afrontar las complejas negociaciones del Brexit.
Sin embargo, perdió la mayoría absoluta que Cameron logró en 2015, con 12 curules menos, que la obligaron a formar un gobierno en minoría con el respaldo de 10 legisladores del Partido Democrático Unionista (DUP) de Irlanda del Norte.
De esta manera, con un apoyo parlamentario disminuido, May enfrentó las negociaciones con la Unión Europea que finalizaron el 25 de noviembre de 2018, y en las que se fijó la salida del bloque para el 29 de marzo de 2019, fecha que fue pospuesta para el 31 de octubre proximo.
El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, señaló entonces que “este es el mejor acuerdo y el único posible”.
La primera ministra presentó a la Cámara de los Comunes el acuerdo pactado con los 27 paises de la mancomunidad, que fue rechazado por los parlamentarios en tres ocasiones.
El Partido Laborista, ante el rechazo del parlamento al plan de salida, presentó en enero pasado una moción de censura contra el gobierno de May, que libró por 19 votos.
De manera previa, May salió adelante en diciembre pasado a una moción de confianza convocada por su propio partido Conservador en la que obtuvo 200 votos a favor y 117 en contra.
La primera ministra no obtuvo en el parlamento el apoyo necesario para la aprobación del plan de salida que negoció con Bruselas, que fue rechazado en tres ocasiones, debido sobre todo a futuros intereses comerciales que implican una frontera dura entre la República de Irlanda e irlanda del Norte.
Dividir ese territorio con una frontera podría hacer resurgir el conflicto de Irlanda del Norte, que concluyó en 1998.
Las conversaciones entre representantes de los partidos Conservador y Laborista en busca de un consenso sobre el Brexit no progresaron.
La división entre los legisladores conservadores debido a la idea de que May estaría dando concesiones a sus opositores, obligó a que la primera ministra anunciará su renuncia vigente a partir este viernes.