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Volver a la Luna resulta un simple capricho de ricos al no hacer falta

Boston.- Al estar por cumplirse 50 años de la llegada del hombre a la luna resulta ahora difícil de justificar en términos geopolíticos, tecnológicos y económicos una nueva misión lunar.

El 21 de julio de 1969, en el marco de la misión Apolo 11 de la Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio (NASA), el hombre pisó por primera vez la luna.

En esa ocasión, el astronauta estadunidense Neil Armstrong fue el primero en poner un pie en la superficie lunar, mientras su acompañante Edwin «Buzz» Aldrin, se le unió en la caminata donde experimentaron el movimiento en ausencia de gravedad, tomaron muestras y colocaron la bandera de Estados Unidos.

La noticia impresionó a la opinión pública mundial y los astronautas fueron recibidos días después en su país como héroes.

Ahora 50 años después, parece casi inevitable que el hombre regrese al satélite en los próximos años, pero resulta difícil de justificar. De momento, su mayor atractivo son las vistas.

El multimillonario estadunidense Jeff Bezos, mejor conocido por su empresa de entregas a domicilio, está ahora al frente de la creación de una nave espacial para llevar las cosas aún más lejos.

Se llama Blue Moon (Luna Azul), y su forma de bloque, en la que destaca un tanque de hidrógeno esférico, se encuentra iluminada en un escenario de un tono apropiadamente apagado pero etéreo, destaca el MIT Technology Review.

Con una capacidad de carga útil de cuatro mil 500 kilogramos, Blue Moon es el mayor alunizador diseñado desde que la empresa Grumman construyó el módulo lunar Apolo en la década de 1960. Podría volar en los próximos años, afirma Bezos.

Lo más probable es que tarde un poco más. Pero aun así, hay muchas probabilidades de que la Blue Moon alcance la Luna, y de que una de sus futuras versiones logre llevar a una tripulación humana.

El capricho también se justifica más allá de impedir que China se apodere del «terreno lunar estratégico» (ver un agujero legal podría provocar una guerra por las «zonas importantes» de la Luna).

China en estos momentos apenas construye el nuevo gran cohete que sus ingenieros diseñaron, el Long March 9, y pretende en un futuro cercano contruir su propia estación espacial, por lo que llegar a la Luna debería ser su siguiente paso lógico.

Pero dado que el programa espacial chino se caracteriza por avances lentos y bien pensados, su hazaña parece más probable para la década de 2030 que para la de 2020.

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