- Busca tomar el control de una amplia franja hasta ahora dominado por milicias kurdas
Siria.- No se sabe aún la fecha, pero las autoridades turcas han dejado este lunes pocas dudas de que el Ejército turco está a punto de pasar a la ofensiva para tomar el control de una amplia franja en el noreste de Siria, hasta ahora dominado por milicias kurdas.
«Podemos entrar de repente por la noche, porque no podemos aceptar la amenaza de organizaciones terroristas contra nuestro país», aseguró el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, momentos antes de emprender un viaje oficial a Serbia.
La advertencia no es nueva, pero por primera vez toma visos de credibilidad, al haber anunciado ayer el presidente estadounidense, Donald Trump, su decisión de retirar sus tropas de Siria y de no interferir en una operación turca.
En un comunicado, la portavoz de la Casa Blanca, Stephanie Grisham, explicó que Trump comunicó este domingo su decisión a Erdogan, durante una llamada telefónica.
«Turquía pronto avanzará con la operación que ha planificado durante mucho tiempo para el norte de Siria. Las Fuerzas Armadas de EU no apoyarán ni se verán involucradas en esa operación, y las fuerzas estadounidenses, habiendo vencido el califato territorial del Estado Islámico (EI), no estarán en el área cercana», dijo Grisham.
Con esto, Washington pone fin a la alianza con las Unidades de Protección Popular (YPG), las milicias kurdosirias que dominan el norte de Siria entre el río Éufrates y la frontera iraquí.
Hasta ahora, el YPG, columna vertebral de una agrupación de milicias locales que combatían bajo el nombre de «Fuerzas de Siria Democrática» (FSD), era la principal baza de Estados Unidos en la lucha contra el grupo yihadista Estado Islámico.
Pero Ankara siempre ha considerado al YPG un grupo terrorista por sus vínculos con el proscrito Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), la guerrilla kurda activa en Turquía y lleva años prometiendo que lo «erradicará» de Siria.
En los últimos meses, Erdogan ha insistido en que tropas turcas deben controlar una franja adyacente a la frontera siria de 32 kilómetros de ancho y de 480 de largo, desde el Éufrates hasta Irak.
Las tropas turcas ya dominan el noroeste del país, desde la operación «Escudo del Éufrates» en 2016, que expulsó al EI de las zonas al norte de Alepo, y «Ramo de Olivo» en 2018, que conquistó el enclave kurdo de Afrin, en el extremo noroeste.
El mes pasado, tropas estadounidenses y turcas realizaron varias patrullas terrestres y aéreas conjuntas en la zona dominada por el YPG, pero el pasado día 5, Erdogan dijo que estas rondas «eran cuentos» y dio carpetazo a una toma de control coordinado con los militares estadounidenses.
Tras confirmarse la retirada estadounidense, varios altos cargos turcos han reiterado en Twitter la motivación de la operación prevista, con lo que desmintieron que Ankara tenga interés en desgajar esta región siria del resto del país.
«Apoyamos la integridad territorial de Siria desde el inicio de la crisis y lo seguiremos haciendo. Garantizaremos la supervivencia y seguridad de Turquía limpiando la zona de terroristas», dijo el ministro de Exteriores turco, Mevlüt Çavusoglu.
Por su parte, el portavoz de la Presidencia turca, Ibrahim Kalin, señaló que «la zona segura tendrá dos objetivos: proteger la frontera de Turquía eliminando a los elementos terroristas y permitir a los refugiados que vuelvan a sus hogares»,
«Turquía apoya la integridad territorial de Siria y su unidad política. No tiene interés en ocupar ni en cambiar la demografía» del país vecino, agregó.
Kalin salió así al paso de las críticas vertidas contra los planes de Erdogan de utilizar la ‘franja de seguridad’ para asentar en ella hasta dos millones de los 3.6 millones de refugiados sirios actualmente acogidos en Turquía.
Erdogan ha detallado reiteradamente sus planes de construir en la franja, hasta ahora de mayoría de población kurda, unas 140 urbanizaciones para cinco mil personas cada una y otras 10 para 30 mil, con instalaciones educativas, deportivas y religiosas.
El propio presidente de Irán, Hasan Rohaní, ya había criticado estos planes durante la cumbre tripartita celebrada en Ankara el mes pasado y recordó a su anfitrión que «los refugiados desean volver a su propia casa, a su propio pueblo».
La práctica totalidad de los refugiados sirios en Turquía, casi todos de lengua árabe, proviene de regiones distintas a las del noreste kurdo en las que Ankara planifica intervenir ahora, por lo que es dudoso cómo acogerían la idea de un «retorno» a las nuevas urbanizaciones que promete el mandatario turco.
Kalin acusó en su tuit al YPG de haber cambiado la demografía en la zona, en referencia a los combates contra milicias yihadistas a resultas de los que el grupo kurdo ocupó una franja compacta en todo el noreste de Siria.
«Es tiempo de corregir esto. Turquía lucha contra un grupo terrorista que también ha matado y oprimido a los kurdos», dijo Kalin en su mensaje, añadiendo que «Turquía también continuará luchando» contra el Estado Islámico «y no permitirá que regrese bajo ninguna forma».