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Tratado de Versalles, primer centenario del fin de la Gran Guerra

Paris.- En un día como hoy pero de hace 100 años, el Palacio de Versalles, en las afueras de París, fue el escenario para suscribir un tratado que puso fin formalmente a la Gran Guerra o la Primera Guerra Mundial, en la que Alemania fue el gran perdedor.

Tras seis meses de negociaciones en la ciudad de París, el Tratado de Versalles fue apoyado por 50 países -de los cuales 33 fueron sus principales firmantes- como una continuación al armisticio de noviembre de 1918, en Compiègne, que había puesto fin a los enfrentamientos.

Alemania, que consideraba inaceptable el pacto, lo firmó bajo protesta ante la amenaza del envío de tropas por parte de los países ganadores de la guerra.

El acuerdo, que entró en vigencia el 10 de enero de 1920 y tuvo como principal impulsor y depositario al gobierno de Francia. Fue estructurado por diferentes artículos y cláusulas territoriales, militares, morales, políticas, económicas y laborales.

El principal punto del tratado establecía que Alemania aceptaría todas las responsabilidades por causar la Gran Guerra y fijaba la indemnización de guerra para las potencias vencedoras “La Triple entente” (Francia, Reino Unido y Rusia).

Durante el conflicto más de 65 millones de personas combatieron, causando la muerte de millones de militares y civiles. Debido a la guerra se destruyeron tierras agrícolas, ciudades y campos de batalla de toda Europa.

El acuerdo trajo consigo la nueva diplomacia; la autodeterminación de los pueblos y el fin de la autocracia; así como la creación de la Sociedad de Naciones o Liga de Naciones, la cual fue iniciativa del presidente estadunidense Woodrow Wilson, quien no pudo ratificarlo ante diferencias en el Congreso de su país.

La Sociedad de Naciones pretendía arbitrar las disputas internacionales y con ello evitar futuras guerras.

Debido al tratado, Alemania cedió sus colonias en África, Asia y el Pacífico, así como el 13 por ciento de su territorio a otros Estados, lo que significó perder el 10 por ciento de su población. Por ejemplo, Alsacia y Lorena pasaron a manos de Francia, y la mayor parte de Prusia Oriental a Polonia.

También fue obligada a someter a juicio a su emperador Guillermo II, por crímenes de guerra.

Ese país europeo tuvo que entregar toda su flota y su material de guerra, así como disminuir sus fuerzas armadas, que se contabilizaban durante la Gran Guerra en más de 100 mil hombres.

También se le prohibió el servicio militar, la fabricación de material armamentístico, así como de tanques y submarinos; además de que fue prohibida la fuerza aérea alemana (Luftwaffe).

En el aspecto económico, Alemania tenía que hacer una entrega anual de 44 millones de toneladas de carbón, la mitad de su producción química y farmacéutica y más de 350 mil cabezas de ganado durante cincos años consecutivos.

Sin embargo, una de las cláusulas más duras en materia económica fue el pago de 132 mil millones de marcos de oro alemanes (el equivalente a 33 mil millones de euros), lo que fue considerado excesivo por Alemania, debido a que era superior a más de de la totalidad de sus reservas.

El Tratado de Versalles, que puso fin formalmente a la Gran Guerra, sentó también las bases para la Segunda Guerra Mundial.

Los militares y la derecha conservadora de Alemania nunca aceptaron haber perdido la guerra en el campo de batalla, y acusaron a civiles y a políticos de izquierdas de traicionar al país al firmar el pacto, preparando el terreno para un creciente nacionalismo, que llevó a la creación, en 1920, del Partido Nazi y la llegada al poder de Adolf Hitler, en 1933.

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