México.- Luego de los ciberdelincuentes, las redes sociales se han convertido en una de las principales fuentes de desconfianza entre los usuarios en la red, por lo que ahora revelan menos información en línea y utilizan Internet de manera más selectiva.
De acuerdo con la Encuesta Mundial sobre Seguridad en Internet 2019, la ciberdelincuencia es el primer lugar en cuanto a desconfianza entre los usuarios, con 81 por ciento; seguido de las redes sociales, con 75 por ciento.
El estudio, que realizan organismos como el Centro para la Innovación en Gobernanza Internacional e Internet Society, menciona que Facebook y Twitter, entre otras redes sociales, son las plataformas que más contribuyen a generar falta de confianza.
Entre las razones más comunes para la falta de confianza en la imparcialidad de los algoritmos fueron la falta de transparencia, la percepción de que son manipulados desde el diseño, así como la ausencia de un elemento humano en la toma de decisiones.
Asimismo, 86 por ciento dijo que habían creído en noticias falsas al menos una vez, 44 por ciento cree que alguna vez o con frecuencia lo hizo, y sólo 14 por ciento dijo que «nunca» había sido engañado por noticias falsas.
Facebook fue la fuente más citada de noticias falsas, con 77 por ciento; mientras que 10 por ciento de los encuestados usuarios de Twitter señaló que habían cerrado su cuenta el año pasado, como resultado directo de noticias falsas.
Por otra parte, el informe refiere que 40 por ciento de los usuarios de la red se preocupan más por proteger sus dispositivos, y 39 por ciento sostuvo que usa Internet de forma más selectiva.
Este año, las actitudes globales no solo subrayan la fragilidad de Internet, sino también la creciente incomodidad de los cibernautas con las redes sociales y el poder que estas corporaciones ejercen sobre su vida diaria.
Además, explica el informe, se evidenció una brecha digital entre las economías desarrolladas y en desarrollo del mundo en lo que respecta a las criptomonedas y otras nuevas fronteras de Internet.
Por lo que se requiere de más confianza para que la economía digital se convierta en una herramienta de desarrollo viable para los países en desarrollo.