Primer ministro etíope Abiy Ahmed recibe el premio Nobel de la Paz 2019
- El Comité Nobel reconoce sus esfuerzos por alcanzar la paz y la cooperación internacional y su iniciativa para resolver el conflicto fronterizo con Eritrea
El primer ministro etíope, Abiy Ahmed, artífice de la asombrosa reconciliación entre su país y Eritrea, ha sido recompensado este viernes con el premio Nobel de la Paz.
Abiy recibe el prestigioso galardón «por sus esfuerzos para lograr la paz y la cooperación internacional, particularmente por su iniciativa decisiva destinada a resolver el conflicto fronterizo con Eritrea», declaró la presidenta del Comité Nobel noruego, Berit Reiss-Andersen.
El premio también quiere «expresar un reconocimiento a todos los actores que trabajan por la paz y la reconciliación en Etiopía y en las regiones del este y noreste africanos», agregó la responsable.
El Comité Nobel subrayó especialmente la labor del presidente de Eritrea, Issaias Afworki.
«A la paz no se llega únicamente gracias a las acciones de una sola persona. Cuando el primer ministro Abiy tendió la mano, el presidente Afwerki la aceptó y contribuyó a dar forma al proceso de paz entre los dos países», indicó el organismo.
Más de 300 personalidades y organizaciones eran candidatas este año a recibir el Nobel de la Paz.
En 2018, la Academia sueca premió al ginecólogo congoleño Denis Mukwege y a la yazidí Nadia Murad, por su combate contra la violencia sexual.
Abiy Ahmed nació el 15 de agosto de 1976 en Agaro, en el seno de una familia multicultural formada por una madre amara de religión cristiana ortodoxa y un padre oromo musulmán.
Fueron estas raíces mestizas, unidas a su juventud y el carisma de un líder que se ha ganado la opinión internacional, el signo que trajo esperanza a la población, que lo consideraba la persona que podía liderar la anhelada unidad nacional después de años de protestas constantes de oromos y amaras.
Las tensiones, después de que fuese nombrado primer ministro el 2 de abril de 2018, siguen ahí, ya que, a pesar de algunos buenos gestos como las amnistías a presos políticos, un intento de golpe de Estado el pasado junio puso de nuevo en jaque el país, orquestado por un antiguo general de brigada en la región de Amara.
De lo que sí que se puede jactar es de la firma de un histórico acuerdo de paz con Eritrea, nación que se independizó de Etiopía en 1993, pero cuyas disputas fronterizas llevaron a una guerra entre 1998 y 2000 que dejó decenas de miles de muertos.
Acabó con un tratado de paz, el Acuerdo de Argel, muy impopular en Etiopía, porque muchos etíopes lo ven como una traición a una guerra que ellos ganaron y en la que el propio Abiy combatió como miembro de la unidad de radiocomunicación del Ejército.
Por eso pilló por sorpresa el anuncio del Gobierno eritreo de que «el estado de guerra que existía entre los dos países ha acabado» el 9 de julio de 2018; un anuncio que se plasmó en un acuerdo firmado por el propio Abiy y el jefe de Estado eritreo, Isaias Afwerki, en Riad unos meses después.