- Al abrir su gira por el país, el exmandatario anuncia que continúa en la lucha
México.- El expresidente Luiz Inácio Lula da Silva aseguró este domingo en la ciudad de Recife que no parará de luchar por los derechos de los más necesitados en un Brasil que ve «destruido» por el Gobierno del ultraderechista Jair Bolsonaro al que acusó de «fomentar la milicia y el odio» en el país.
Lula, quien por una decisión de la Corte Suprema recobró la libertad tras 580 días encarcelado, fue ovacionado por los miles de seguidores que desde el medio día se congregaron en la plaza de Nuestra Señora del Carmo, en pleno centro de la capital de Pernambuco para participar en el Festival Lula Libre.
«Tengan la seguridad que cada minuto de vida que tenga por delante estará dedicado a liberarnos de esta pandilla de milicianos que se ha apoderado de este país», enfatizó Lula durante el evento realizado en su honor y en el que participó nueve días después de salir de prisión.
El Festival, considerado un acto «cultural, artístico y de resistencia», fue visto como un mitin político en el que el exmandatario se confirmó como principal figura opositora del presidente Bolsonaro a quien Lula acusó de «destruir el país».
En el mitin, el expresidente volvió a culpar al exjuez Sergio Moro, actual ministro de Justicia del Gobierno de Bolsonaro, de orquestar, junto con el líder de ultraderecha, «la cuadrilla», que lo puso en la cárcel.
«Yo podía haber ido a una embajada o a otro país pero preferí ir a la cárcel porque quería desenmascarar a Moro, a Bolsonaro y a la Lava Jato», aseguró Lula durante su discurso.
«Ellos están destruyendo el país, están destruyendo la esperanza, están fomentando la milicia en este país y alimentando el odio», agregó, mientras era ovacionado por unas 200 mil personas que según los organizadores acompañaron al líder progresista en el centro de Recife.
El exmandatario de 74 años salió de prisión el pasado 8 de noviembre después de permanecer durante año y medio en la cárcel, tras una decisión de la Corte Suprema de Justicia que determinó que la prisión de una persona condenada antes de que se agoten todos los recursos es inconstitucional.
Lula estaba tras las rejas desde el 7 de abril de 2018, cuando comenzó a cumplir una pena de ocho años y diez meses por corrupción al ser condenado en tercera instancia, acusado de recibir a manera de soborno un apartamento de playa de la constructora OAS a cambio de beneficios para la adjudicación de contratos con Petrobras.
El expresidente, a quien aún le resta una apelación que ya ha presentado ante la Corte Suprema, que todavía no se ha pronunciado, siempre ha manifestado su inocencia y ha insistido en que su prisión se debió a motivos políticos para asegurar el triunfo del ultraderechista Bolsonaro.
El Festival Lula Libre de este domingo en Recife, un homenaje para el exmandatario que estaba programado desde cuando el líder progresista estaba preso, fue el primer acto público de Lula en el nordeste, su principal bastión político y su tierra más querida.
Lula, quien nació en el municipio de Garanhuns, Pernambuco, en octubre de 1945, conoce en carne propia las carencias de la región y por eso es allí donde cuenta con el mayor número de seguidores en todo el país.
Desde el mediodía, la plaza donde se realiza el evento, se vistió de rojo por las camisetas con el rostro de su líder, las extensas pancartas con la frase «Lula Libre» y los originales atuendos que varios de los seguidores llevaron puestos como una demostración de apoyo al exmandatario.
Ni los fuertes rayos de sol que cayeron directamente sobre el lugar en horas de la tarde, ni el calor que se concentró en la plaza por la cantidad de gente que asistió al evento aminoraron los ánimos del ferviente público que aplaudía a su líder cuando pedía justicia e igualdad para el pueblo brasileño.
Ante sus seguidores, el expresidente aseguró que ahora la campaña Lula Libre se tenía que transformar «en una campaña mucho mayor» y que la única forma de sacarlo de «la lucha» será presentando pruebas contra él.
«Soy un hombre de 74 años con energía de 30 y tesón de 20. No voy a parar de luchar para que nuestros hijos vivan una mejor vida que nosotros», puntualizó el ex jefe de Estado.