Washington.- Estados Unidos negó que la imposición de aranceles a China afecte la soberanía de ese país, y acusó a la nación asiática de mantener prácticas comerciales desleales y de incumplir los acuerdos a los que se había comprometido en las negociaciones bilaterales.
El Representante Comercial de Estados Unidos (USTR) y el Departamento de Tesoro emitieron una declaración conjunta para responder al “Libro Blanco” publicado la víspera por China, en el marco de la guerra comercial que escaló la semana pasada con la imposición recíproca de nuevas tasas arancelarias.
«Estados Unidos está decepcionado de que los chinos hayan elegido el ‘Libro Blanco’ emitido el domingo y recientes declaraciones públicas para perseguir un juego de culpa que tergiversa la naturaleza y la historia de las negociaciones comerciales entre los dos países», apuntaron.
La declaración afirmó que las medidas corresponden al compromiso del presidente Donald Trump de «hacer frente a las prácticas comerciales desleales que China ha mantenido por décadas, que han contribuido a un déficit comercial persistente e insostenible», que sumó 420 mil millones de dólares el año pasado.
Según el texto, una pesquisa del USTR documentó en marzo de 2018 que «China realizó prácticas comerciales desleales, incluyendo la transferencia forzada de tecnología, la falta de protección a los derechos de propiedad intelectual estadunidenses, y el apoyo al robo cibernético de información y secretos comerciales a compañías estadunidenses».
A partir de «estos hallazgos», el presidente ordenó al USTR denunciar las prácticas comerciales desleales de China en la Organización Mundial del Comercio (OMC), «pero también imponer aranceles a China para compensar el daño a la industria estadunidense causada por su conducta».
«En lugar de trabajar de manera constructiva para hacer frente a nuestras preocupaciones, China tomó represalias con la imposición de aranceles injustificados a las exportaciones estadunidenses, y Estados Unidos respondió con tarifas adicionales», relató el informe.
Según la declaración, tras el acuerdo de iniciar negociaciones en diciembre de 2018, Estados Unidos postergó en dos ocasiones los aranceles a las importaciones chinas programado para entrar en vigor el 1 de enero de 2019, «debido a que las partes parecían progresar en sus conversaciones».
Las dos dependencias del gobierno estadunidense acusó que, «después de meses de duro trabajo y discusiones francas y constructivas, las partes habían llegado a un acuerdo», pero debido a que «los chinos se alejaron de las disposiciones previamente acordadas», Estados Unidos procedió al aumento de las tasas.
El texto subrayó que en las conversaciones, Estados Unidos ha insistido en adoptar medidas para tener garantías de cumplimiento, dada la historia de China de incumplir sus compromisos, pero que «de ninguna manera constituyen una amenaza a la soberanía china».