EUA.- Desde su reestreno en los cines, el remake de El Rey León arrasó en taquilla. En Estados Unidos, durante el primer día de su lanzamiento alcanzó 23 millones de dólares, superando a películas como Los Increíbles 2 y La Bella y la Bestia.
La obra cinematográfica con Simba como protagonista, llegó para remover los sentimientos de los consumidores y adentrarse en lo más profundo de su nostalgia, una vez “vulnerables” el marketing no perdona y es por ello que el producto fue exitoso.
De hecho, alcanzó el punto máximo entre las películas animadas, ha cruzado 1.3 mil millones de dólares en la taquilla internacional, superando oficialmente los 1.27 mil millones de dólares de Frozen que ostentaba el trono como la película animada más taquillera de todos los tiempos, según CinemaBlend.
Pero más allá de la noticia de que rompió récord, que ha circulado durante todo el día hoy, la verdadera nota está en la reacción de Disney, que insiste en negar que es una película animada, aunque el material fue generado por computadora en su mayoría, sólo por una toma no se hizo así.
Entonces, una vez que tienes la oportunidad de ostentar un título lo aprovechas, pero Disney -que vendió el remake como live action– no quiere faltar a la palabra que empeñó ante el consumidor y prefiere perder el récord que llamar a El Rey León una película animada.
De hecho, antes ya se había cuestionado al director Jon Favreau, quien respondió a SlashFilm a principios de año que para considerar una película como animada “depende de qué estándar estés usando. Porque no hay animales reales, y no hay cámaras reales, y ni siquiera se captura ningún rendimiento que sea datos subyacentes que sean reales. Todo viene de las manos de los artistas. Pero decir que está animado, creo, es engañoso en lo que respecta a las expectativas”.
En marketing nadie culpa a Disney, sobre todo porque se conoce la importancia de la credibilidad y la reputación, esta es mucho más relevante que ostentar un título que cualquier otra versión puede derribar en unos años, la propia Disney venciéndose a sí misma.
La compañía ha preferido dejar de lado la posición presuntuosa de las cifras que ha tomado con otros ejemplares, pero se mantiene firme de que en este caso se trata de live action.