Hong Kong.- Ante la amenaza que representan las movilizaciones prodemocracia en Hong Kong, que mañana proseguirán por undécimo fin de semana consecutivo, China ha optado por pasar a la acción. En los últimos días el Gobierno ha comenzado a desplazar unidades militares hacia Shenzhen, la ciudad china al otro lado de la frontera, a menos de 40 kilómetros de distancia de la antigua colonia británica.
El movimiento de tropas ha sido saludado con fanfarria por los medios públicos nacionales y con preocupación por la comunidad internacional.
Imágenes satelitales han confirmado la presencia de varias decenas de vehículos blindados en el estadio de Shenzhen. Unas fotografías difundidas este viernes por la agencia Reuters, además, muestran a uniformados chinos ejercitándose para aplacar manifestaciones como las que han sumido a Hong Kong en la mayor crisis de su historia moderna, a las que el Gobierno se refirió esta semana como “terrorismo”.
China manda así un mensaje de autoridad después de que una multitud obligara a cancelar la actividad del aeropuerto internacional de la ciudad, el octavo más transitado del mundo, durante dos días.
Tras compartir en su perfil de Twitter la “información de sus servicios de inteligencia”, el presidente de EE UU, Donald Trump, quiso llamar a su homólogo chino, Xi Jinping, a quien afirmó “conocer muy bien”, a la calma.
En la misma línea se expresó su asesor de seguridad, John Bolton, en una reciente entrevista con VOA News. “Los chinos tienen que mirar con mucho cuidado los pasos que toman porque la gente en Estados Unidos recuerda la plaza Tiananmen, recuerdan la imagen del hombre parado frente a la fila de tanques», aseguró en referencia a la matanza de 1989 que se cobró la vida de miles de manifestantes.
Todo hace indicar, de todas maneras, que se trata de un movimiento propagandístico, con el objetivo de desmovilizar las protestas convocadas para este fin de semana, y no de una auténtica maniobra con fines militares. Dada la orografía de Hong Kong, una ciudad empinada de calles estrechas, es poco probable que las fuerzas militares vayan a emplear los tanques que han desfilado por las calles de Shenzhen.
Willy Lam, catedrático de Historia y Economía en la Universidad China de Hong Kong, expresaba en declaraciones a este medio sus dudas acerca de que la movilización de tropas sea realmente una opción sobre la mesa a día de hoy.
“El punto central es que el Partido Comunista mantenga el control de la situación”, apuntaba, “y recurrir al Ejército sería demasiado destructivo”. “Por eso creo que si necesitaran de fuerza extra, optarían por movilizar a la policía paramilitar de Guangdong [provincia vecina a la que pertenece Shenzhen]: gente que habla cantonés y vestiría los uniformes de la policía de Hong Kong para pasar desapercibidos”.
De momento, Pekín seguirá confiando en las fuerzas de seguridad de la antigua colonia, que en las últimas semanas ha comenzado a aumentar el número de arrestos y a emplearse con más violencia. Tanto es así que su actuación ha provocado incluso una declaración de las Naciones Unidas en la que la organización internacional llamaba al Gobierno hongkonés de Carrie Lam a actuar con “restricción” y a investigar los abusos de sus fuerzas de seguridad, “en contra de la legislación internacional”.
Las nuevas medidas restrictivas puestas en marcha también han incluido, según informaba el jueves el South China Morning Post, el registro de personas sospechas al cruzar la frontera terrestre entre Shenzhen y Hong Kong.
El mes pasado el Gobierno chino recordó en público por primera vez que tiene la capacidad jurídica de movilizar al Ejército Popular de Liberación para sofocar las protestas si así lo solicita el Ejecutivo local, según recoge el artículo 14 de la Ley Básica que regula el territorio.
Esta insinuación, lanzada en primer lugar por el Ministerio de Defensa, se ha visto reiterada por el jefe de la guarnición del Ejército en Hong Kong, así como por la publicación de un polémico vídeo promocional en el que se veía a las fuerzas militares entrenándose para disolver manifestaciones.
Los manifestantes no se han acobardado, al contrario. El Frente Civil de Derechos Humanos, la misma organización que convocó las marchas multitudinarias que sacaron a más de un millón de personas a la calle el mes pasado, ha anunciado una nueva para este domingo. «La marcha del domingo debiera reunir a un millón de personas», ha asegurado en Facebook la diputada prodemocracia Claudia Mo, «el pueblo hongkonés no puede ser vencido».
Las autoridades no han concedido el permiso para el recorrido y se han limitado a transigir con una concentración en el parque Victoria, por lo que es probable que la undécima semana consecutiva de protestas vuelva a saldarse con enfrentamientos entre manifestantes y fuerzas del orden.