Nueva York.- Tres sectas en Estados Unidos atrajeron la atención mundial sobre ese tipo de cultos, debido a los crímenes que las marcaron, sin embargo alrededor del mundo existen diversos grupos cuyas creencias o ideologías también han dejado huella, muchas de ellas mortales.
Desde mediados del siglo XX surgieron las sectas que en la actualidad son consideradas las más destructivas y peligrosas, en términos de vidas, ya que sus miembros han muerto convencidos de que es lo mejor para salvarse o porque han perpetrado asesinatos justificándose en sus creencias.
Uno de los casos más sonados fue el protagonizado en 1953 por los seguidores del Templo del Pueblo, una secta de alrededor de mil adeptos que siguieron a su líder Jim Jones para establecerse en una aldea en Guyana, donde el aislamiento era obligatorio, se propinaban golpizas y se cometían abusos sexuales.
Jones convenció a sus seguidores que de que el apocalipsis era inminente, que estaban siendo perseguidos y debían morir para salvarse. Así, organizó un suicidio colectivo con bebidas de cianuro, episodio en el que murieron casi 700 adultos, entre ellos el líder, y más de 200 niños.
Los Davidianos es otra de las sectas que sorprendió al mundo, luego de que David Koresh, quien se declaró líder del grupo en 1984 y profeta, se radicalizó y compró grandes cantidades de armas para defender a sus adeptos del “mal”, lo que atemorizó a muchos de sus seguidores que optaron por dejar la comunidad.
La secta fue acusada de posesión masiva de armas y abusos sexuales, por lo que tras un asedio de policial de 51 días al rancho del grupo, tuvieron lugar varias explosiones que provocaron un incendio en el interior del inmueble, donde murieron calcinadas 69 personas, incluido Koresh, y 17 menores.
Tal vez una de las sectas más aterradoras fue la fundada por el criminal estadunidense Charles Manson en 1967, La Familia, la cual cometió varios asesinatos, pero el más indignante fue el de la actriz Sharon Tate, pareja del director de cine Roman Polanski, quien fue apuñalada cuando estaba en el octavo mes de embarazo en 1969.
Las autoridades indicaron que el grupo esotérico cometió ese asesinato por la película de Polanski, El Bebé de Rosemary, sobre prácticas de satanismo y el advenimiento de un hijo del diablo, tema delicado por el cual el cineasta ya había recibido amenazas.
El aterrador culto de sacrificios humanos de Matamoros fue descubierto en 1989 tras la desaparición del estudiante texano Mark Kilroy, quien apareció mutilado después de cruzar a México. Su cerebro fue hallado en un caldero negro, hervido con sangre, una herradura, una columna vertebral y otros huesos humanos.
El resto de su cuerpo fue enterrado en el rancho Santa Elena, donde había más cadáveres golpeados, ahorcados o con disparos, pero con mutilaciones en común, asesinados en rituales de una secta liderada por Adolfo de Jesús Constanzo, un traficante de drogas que creía en que los sacrificios humanos lo protegerían de ser capturado.
La Orden del Templo Solar fue fundada en 1984 en Ginebra y sus miembros eran de clase alta en Francia, Suiza y Canadá, que aportaban grandes fondos al grupo dirigido por Joseph Di Mambro (fundador) y Luc Jouret (guía), quienes predicaban cristianismo protestante, creencias apocalípticas y rituales masones.
En 1994, la secta asesinó con una estaca a un bebé en Quebec proclamando que era el anticristo, y para 1997 ya se había registrado una serie de asesinatos y suicidios que dejaron más de 70 muertos entre los miembros de la orden, incluidos ambos líderes, cuyos cuerpos fueron quemados.
La Puerta del Cielo, una secta iniciada en los años 70 en California por Marshall Applewhite, que se sostenía con un negocio de informática, imponía el aislamiento de sus miembros y la abstinencia sexual, además aspiraba a eliminar la distinción entre sexos, por lo que algunos varones se castraron, entre ellos el líder.
Cuando en 1997 pasó el cometa Halley Bopp cerca de la Tierra, el grupo realizó un suicidio colectivo porque creía que venía una nave extraterrestre que los salvaría del apocalipsis, pero antes sus miembros debían morir. Así, 39 personas se quitaron la vida con barbitúricos, todos vestidos igual y con un billete en el bolsillo.
La secta Aum Shinrikyo (Verdad Suprema), de creencias hindúes y budistas, surgió en 1984 en Japón creada por Shoko Asahara, quien decía el apocalipsis se cercaba y sólo los creyentes podrían sobrevivir, por lo que reclutaba jóvenes universitarios de familias adineradas que buscaban dar sentido a su vida.
Este grupo apocalíptico, que ganó adeptos también en Rusia, asesinó a un abogado y su familia que estaban en contra del culto y fue responsable de los ataques con gas sarín en la ciudad de Matsumoto (1994), donde causó ocho muertes, y en el metro de Tokio (1995), que dejó 12 muertos y cientos de heridos.
El Movimiento para la Restauración de los 10 Mandamientos, surgido en 1989 en Uganda a la espera del Juicio Final, que les habría sido revelado por la Virgen María y ocurriría en el año 2000, por lo que era forzoso que sus miembros comenzaran a seguir estricta y literalmente los 10 mandamientos, y se despojaran de todas sus pertenencias.
Una vez que pasó ese año los adeptos comenzaron a rebelarse, por lo que los líderes les organizaron una fiesta en un edificio, donde “inesperadamente” estalló un incendio en el que murieron alrededor de 500 invitados, muchos de ellos niños.
Otra polémica secta es la promovida a nivel mundial por la Sociedad Internacional para la Conciencia de Krishna, Hare Krisna, un grupo monoteísta del hinduismo que desde 1966 venera al dios Krisná, aunque ha sido declarada como destructiva por algunos países como Alemania, Francia e Israel.
Este grupo ha estado en medio de escándalos relacionados con abusos físicos y sexuales contra niños que asisten a sus escuelas, llamadas gurukulas; mientras que algunos de sus dirigentes han sido acusados de tráfico de drogas, abuso de poder y discriminación.